martes, 24 de mayo de 2011

El Giro en la misma habitación


«¿Yo no ronco, no?», le pregunta Mikel Nieve a Igor Antón. «No, no creo. Aunque la verdad es que me quedo dormido en cuando me meto en la cama», responde el vizcaíno al navarro. Comparten habitación en el Giro. La más productiva: dos victorias de etapa. Y grandes: la del Zoncolán para Antón y la de Gardeccia para Nieve.
«Hemos hecho historia», destaca el mánager del Euskaltel-Euskadi, Igor González de Galdeano. «Esto nos da mucha tranquilidad para julio». Para el Tour, con Samuel Sánchez. Y para agosto, otra vez con Antón y Nieve en la Vuelta a España. «Igor quiere ganar la Vuelta». Galdeano regenta un equipo de presupuesto bajo en el Pro Tour, pero de rendiento tan alto como los Dolomitas. «Con Antón y Nieve tenemos garantizados cinco años de futuro».
La pareja. «Dije que Antón era el futuro del ciclismo vasco y ya es el presente», recuerda el técnico alavés. «Y Nieve tiene algo. Miguel(Madariaga) me lo dice siempre». Algo: ha corrido una Vuelta y ha ganado la etapa reina. Lo mismo hizo el domingo en el Giro, en la jornada más dura de la carrera más salvaje. «No vi nada. Sólo miraba los carteles. Esos carteles que hay en el kilómetro final y que marcan cada 25 metros. Recuerdo que los miré todos. Uno a uno. Y entre uno y otro se me hacía eterno. No avanzaba». Entró en la meta de Gardeccia con la victoria y sin nada más. Hueco. «Nunca había llegado así». Con tiritona. «Sólo quería una silla. Me quedé allí quieto. Feliz y cansadísimo». Habíallegado el primero y vio cómo entraban los demás.
«Casi desmayados». El nombre de Nieve tronaba en la megafonía. Eco en los Dolomitas. «Me eché a llorar. De emoción. Por la tensión. Por lo que había sufrido».
Seis minutos después apareció en la meta Igor Antón. Había pagado el esfuerzo del sábado para ganar en el Zoncolán y también la falta de descanso. «Saqué fuerzas para ir donde Mikel y abrazarle. Decir no dije nada. No podía», contó el ciclista de Galdakao. «Sufrí lo indecible. En el Passo Giau, aguanté. Pero en la Marmolada iba ya justo. Pensé que iba a perder aún más». Pero nadie llegó sobrado a Gardeccia. Ni Contador. "Es que el Giro es así. Hay muchos traslados. El sábado me levanté a las siete de la mañana y me acosté a las doce».
Sin dormir
El domingo lo arrastró. «Además, con la emoción por la victoria en el Zoncolán o por lo que fuera, me desperté antes». El Giro provoca insomnio. Y felicidad. Antón, en medio de su calvario subiendo Gardeccia, escuchó por la emisora interna que su compañero de habitación, el de la cama de al lado, iba hacia la victoria. «Sabía que Mikel va a más en este Giro. Oía cómo Cavallo (director) le animaba. Yo no pude decirle nada. Apenas tuve fuerzas para pedir un chubasquero».
Hablaron ya por la noche en la habitación. Llevan así todo el año: juntos. Con el mismo calendario. Están en el Giro, esquivarán el Tour e irán a por la Vuelta. Las noches son para hablar: de ganador a ganador. «Yo le conté cómo había sido el último kilómetro del Zoncolán -dice Antón- y Mikel me habló del tramo final en Gardeccia». Entre los dos valen dos etapas en el Giro.
«Todo empezó -destaca Igor González de Galdeano- el viernes, en la etapa del Grossglockner. Ahí, el equipo se puso a tirar. Fue a por la etapa. Estuvieron sensacionales, como en todo el Giro. Hay que valorar, por ejemplo, el sacrificio de Isasi, que está siempre pendiente de ellos. Antón es nervioso. Y Mikel aún no se maneja bien en carrera». Ese viernes, el Eusakaltel aceleró la etapa, Nieve hizo la selección y Antón atacó. Falló. Pero anunció lo que venía. Fue el inicio del plan gestado por los directores, Álvaro González de Galdeano y Doménico Cavallo. El Eusakaltel ya se creía capaz de todo.
Se sintió protagonista. Y lo fue los dos días siguientes. El Zoncolán de Antón y Nieve en Gardeccia. Dos cimas que comparten habitación.

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