martes, 10 de mayo de 2011

¿El show debe continuar?


- “Del Tour no se retira uno nunca”
- “¿Pero no dices que estabas agonizando?”
- “Ya, pero por eso no te puedes retirar”
Wouter Weylandt twiteaba ilusionado en la presentación del Giro de Italia el pasado viernes en el que anunciaba el inicio de 3496 km de travesía por las carreteras italianas. No ha podido completar ni siquiera los primeros 500. En la misma etapa que el año pasado celebraba su victoria, la etapa 3, hoy ha perdido la vida. La rabia te recuerda sus jóvenes 26 años, su muerte trágica y carente de sentido, y el muro en el descenso del Passo del Bocco, aquel que se ha llevado su vida sin aviso y sin despedidas, para dejar la compañía del pelotón en el descenso del Passo del Bocco para realizar en solitario el ascenso hacia otro mundo.
Su muerte ha sido un desgraciado suceso que no entro a atribuir a la seguridad de la carrera o no. Pablo Lastras, del conjunto Movistar , que esta tarde entró tercero en una meta silenciosa y ya vestida de luto en Rapallo declaraba: “Es una pena y es hora de que hagamos algo por dignificar esta profesión. Es algo que se veía venir y esta mañana lo había hablado con varios periodistas. Hoy había muchas curvas peligrosas y ni siquiera había una mínima señalización o un bandera amarilla indicándolas. No sé dónde ha sido la caída y si ha tenido algo que ver, pero hoy cualquier elemento de seguridad brillaba por su ausencia”. Me viene al pensamiento el desamparo en el que siento viven los ciclistas. El diálogo que abre esta entrada es fruto de una conversación con un compañero de pelotón de Lastras y Weylandt unos días antes que no hacía más que reafirmarme en mi empatía hacia ellos. Y no paraba de pensar: ¿quién pudiendo dejar de agonizar decide seguir haciéndolo? ¿qué fortaleza y qué mente se necesita para ello?.
Los `gobernantes´de este deporte, en el que incluyo a las organizaciones de las carreras, no se dan cuenta de la inmensa deuda que tienen con los ciclistas. Una especie hecha a sí misma a base de una vida entregada a los entrenamientos, a saber ganar, a saber perder y al sufrimiento, sobre todo al sufrimiento pero por su pasión sobre la bicicleta. Agonizan y se duelen de arriba a abajo pero siguen enfrentándose a la carretera con el único chasis que es su propio cuerpo. Humildes sufridores, jamás se quejan. Y leo a Angelo Zomegnan, director del Giro de Italia, en la revista Pro Cycling: “Nos gusta hacer las cosas que nadie más tiene el valor de hacer”. Me he perdido, ¿ del valor de quién están hablando? Y es que la fortaleza con la que cuentan los ciclistas resulta que les hace vulnerables ante los que buscan de ellos hacer espectáculo, ante los que les quitan la comunicación con sus directores, ante los que les demandan que en 21 días disputen más de diez etapas de montaña, que superen los 200 km en más de trece de ellas y que los más de 200 ciclistas embutidos en carreteras estrechas superen todos los obstáculos, bajadas y emboscadas sin caerse y sin perder la vida en ello. Por supuesto, si cometen algún error serán enviados al ostracismo y vapuleados por la opinión pública. El trato parece un poco caro, casi un pacto con el diablo, pero lo firman, ¿por qué? por su pasión por la bicicleta.
No es mi intención sumar drama al que ya existe en torno a la muerte del corredor belga del conjunto Leopard, ni compartir imágenes ni aspectos de su vida que enfaticen la triste pérdida. Pero no quiero dejar de mostrar mi respeto por él y trasladar mis condolencias a su familia, amigos y compañeros. Y retomo las palabras de Lastras, es hora de dignifcar la profesión, pero dejemos de exigir a los ciclistas que sean ellos quien peleen por sus derechos. Su participación es importante pero no son ellos a quien les corresponder hacer de abogados de sus propios derechos. Demandemos a los que se supone se dedican a cuidar de este deporte más responsabilidad y cariño hacia él, cualidades que se suponen inherentes a ellos y sobre todo cuidemos el espectáculo no a costa de la seguridad de los ciclistas.
Wouter Weylandt, descanse en paz.
“Lucha, pues por mas que tengas
en la brega que sufrir,
cuando todo este peor,
mas debemos insistir”.

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